martes, 16 de noviembre de 2010

Itálica

El 2 de noviembre fuimos a las ruinas de Itálica en Santiponce. Cuando llegamos serían las 9:30 e hicimos cuatro grupos. Nosotros fuimos los últimos al entrar, pero vimos lo mismo que los demás grupos. Antes de entrar teníamos que dejar todas las mochilas en una taquilla. Había un monitor para cada grupo, la monitora de nosotros se llamaba Nazaret. Vimos las alcantarillas que era muy grandes.
También nos dijeron que había tres piscinas, una de agua caliente, otra de agua templa, y la otra de agua fría. Por la mañana se bañaban las mujeres con los niños, y por la tarde cuando acababan de trabajar los hombres.
También nos dijeron que para comer comian tumbados al lado izquierdo. Y después venia una esclava con un tarro de agua que dentro había rosas y jazmín, y ahí metían las manos para limpiárselas.
Cuando ya lo vimos todo, todos los niños/as cogíamos nuestras mochilas y nos fuimos para fuera a desayunar. Pasaron unos 20 minutos y vino el primer autobús, y se montaron dos clases, y poco más tarde vino otro que nos montamos nosotros con otra clase.
Dimos un paseo corto, y llegamos a un parque. Allí en el parque hicimos 6 filas pero todas las clases juntas. Después una mujer hizo 10 filas de 10 o 12 niños/as. En esos grupos la mujer le dijo a un niño o niña que sería el capitán del grupo. Al capitán/a del grupo le dio un papel que ponía “ varios juegos sobre Itálica “.

Memorias de una gallina

Había una gallina que se llamaba Carolina. Ella tenía 2 hermanos y 2 hermanas. En el gallinero había 4 gallos. Dos que eran sus hermanos y los otros dos que eran mayores. Pero un día llegó al gallinero un gallo distinto. Tenía las plumas del cuello rojas y brillantes. Las del cuello suaves y doradas. Y las de la cola igual que la seda, de muchos colores. Marchaba orgulloso sin mirar a nadie. Parecía un marqués. Cuando el marqués vio a Carolina, se enamoro de ella, y le dijo:
¿Te quieres casar con migo? Dijo el marqués. Pero ella dijo que no, que solo serian amigos.

Memorias de una gallina



Había una gallina que se llamaba Carolina.
Ella tenía 7 hermanos y 2 hermanas. En el gallinero había 4 gallos. Dos que ya eran grandes y los otros dos eran mis hermanos.
Los dos gallos grandes vigilaban por si había peligro. Pero un día llegó al gallinero un gallo
distinto. Tenía las plumas de cuerpo rojas y brillantes. Las del cuello suaves y doradas. Y las de la cola, igual que la seda, de muchos colores. Marchaba orgulloso sin mirar a nadie. Parecía un marqués.
Cuando el marqués vio a Carolina, el marques se enamoro de ella y le dijo:
-¿Te quieres casar conmigo? Dijo el marques. Pero ella le dijo que no, que solo serían amigos.